Epléndido artículo, mi gran Emilio, de los más esclarecedores que he leído sobre el fenómeno de la Brucexploitation… y de los más amenos. Realmente, el que lo lea, cuando finalice tendrá una idea clarísima de lo que supuso aquél bizarro fenómeno… una descarada jugada comercial pero que devino en todo un fenómeno social, cinematográfico y, casi, cultural… e infernalmente divertido, por cierto, si podías abstraerte de la cólera que podía provocar en el buen aficionado la descaradísima utilización de la imagen y vida del único y verdadero Bruce.
Un tremendo abrazo, mi queridísimo Emilio… evidentemente, eres todo un fenómeno. Churri.